domingo, 28 de noviembre de 2010

EN PAZ - AMADO NERVO

Artifex vitae artifex sui
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.
... Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Amado Nervo

sábado, 20 de noviembre de 2010

Melancolía. Rubén Darío.


  Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía.
Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas.
Voy bajo tempestades y tormentas
ciego de sueño y loco de armonía.



   Ése es mi mal. Soñar. La poesía
es la camisa férrea de mil puntas cruentas
que llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas
dejan caer las gotas de mi melancolía.



   Y así voy, ciego y loco, por este mundo amargo;
a veces me parece que el camino es muy largo,
y a veces que es muy corto...



   Y en este titubeo de aliento y agonía,
cargo lleno de penas lo que apenas soporto.
¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?


miércoles, 10 de noviembre de 2010

¡Do íntimo! ¡Adios! Rosalía de Castro

¡Adios!, montes e prados, igrexas e campanas,
¡adios!, Sar e Sarela, cubertos de enramada,
¡adios!, Vidán alegre, moíños e hondanadas,
Conxo, o do craustro triste i as soedades prácidas,
San Lourenzo, o escondido, cal un niño antre as ramas,
Balvis, para min sempre o das fondas lembranzas,
Santo Domingo, en donde canto eu quixen descansa,
vidas da miña vida, anacos das entraña.
E vós tamén, sombrisas paredes solitarias
que me vicheis chorare soia e desventurada,
¡adios!, sombras queridas, ¡adios!, sombras odiadas,
outra vez os vaivéns da fertuna
pra lonxe me arrastran.
Cando volver, se volvo, todo estará onde estaba;
os mesmos montes negros i as mesmas alboradas,
do Sar e do Sarela, mirándose nas auguas.
Os mesmos verdes campos, as mesmas torres pardas
da catredal severa, ollando as lontananzas.
Mais os que agora deixo, tal como a fonte mansa
ou no verdor da vida, sin tempestás nin bágoas,
¡canto, cando en tornare, vítimas da mudanza,
terán de présa andado, na senda da desgracia!
I eu... mais eu nada temo no mundo,
¡que a morte me tarda!
De Follas Novas De Rosalía de castro